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 24 de diciembre del 1923 - 8 de abril del 2013

Jesús Enrique Medina Florez

“Ser poeta…

Es ir desnudo de harapos y vestido de amor;
es pronunciar el nombre secreto de las cosas,
y cantar las palabras del silencio.”
Maestro Enrique Medina Florez

El siguiente texto es un fragmento de la reseña biográfica de Enrique Medina Flórez escrita por Juan Medina Roa el 9 de noviembre de 2006, como homenaje a su padre quien falleció el 8 de abril de 2013.


Alguna vez le preguntaron a Churchill cuánto duraba la educación de uncaballero. Él, con su estilo irónico contestó: 36 años! La respuesta sorprendió a los presentes, pues lo corriente eran 12 años para educar a un caballero. Churchill explicó a los sorprendidos contertulios: sí, 36!, 12 del abuelo, 12 del padre y 12 del hijo. Esta historia la cuenta Enrique Medina en sus clases, enfatizando en la importancia del ámbito familiar. Por eso recordar a sus abuelos, educadores en escuelas, en reuniones familiares y en todos los espacios de la vida cotidiana, explica el criterio pedagógico que ha empleado Enrique en su vida.

La educación, la preocupación mayor en la vida del maestro Enrique Medina Flórez, no se entiende como una dicotomía entre saber y hacer. Su proyecto educativo se percibe en la actitud que han visto sus alumnos, en las aulas y fuera de ellas, pues son muchos los testigos de la coherencia entre su discurso y su práctica, esa cotidianidad de humildad, y armonía con el universo que se refleja en la sonrisa permanente para niños y mayores.

También Enrique nos ha enseñado la importancia de la ciudad, esa horma que marca la personalidad, como Toledo marcó a El Greco, Weimar marcó a Goethe, Florencia a Leonardo y algún lugar de la Mancha a Miguel de Cervantes. Tunja, ciudad educativa desde tiempos prehispánicos y Enrique Medina tienen una estrecha relación: él es su memoria, ella, como las ciudades que guardan la escala humana, caparazón que protege y acoge, como lo dijo Luis Racionero, uno de los filósofos que nos presentó Enrique en sus enseñanzas.

Paradójicamente en las instituciones educativas no encontró su camino. Como en tono irónico lo dijera Bernard Shaw “los únicos años en que interrumpí mi educación fue durante los años escolares” así, pronto desertó de las aulas para buscar un rincón de la nutrida biblioteca de su padre o la sombra de un árbol del bosque de la república, donde con voracidad conoció lo más selecto de la literatura europea y nuevos autores que retaban al mundo con ideas de avanzada. Freud, Mann, Ortega y Gasset, Tagore, Mumford, Toynbee, entre otros. Su disciplina de autodidacta consolidó su tarea diaria de leer, escribir y enseñar. Así lo hemos conocido sus hijos, toda la vida, día y noche, llevando sus grandes tesoros a la casa: libros que colecciona y generosamente comparte con amigos, contertulios y alumnos.

Recibió la mayor instrucción a través de su guía de lecturas iniciada en edad temprana por su padre Luís Medina Ramírez, notable docente. Su juventud transcurrió entre Tunja y Bogotá, rodeado por las lecciones de música, historia, literatura y todos los temas humanísticos que se trataban en la cotidianidad de su hogar. Sus padres se conocieron cuando Don Luís Medina enseñaba lecciones de piano a la joven María Flórez.

La Tunja de los años treinta conservaba su vocación educativa y cultural intacta. Escenarios como el Teatro Municipal, del cual era empresario su tío Juan Medina Ramírez, permitieron que Enrique y sus hermanos asistieran con frecuencia a las películas que se estrenaban. El cine era un contacto con el mundo de la ciudad que se había mantenido hermética y alejada. La radio también había llegado por esos años y con los grandes receptores “transoceanicos” se sintonizaban las crónicas de terribles sucesos que afectaban a Europa y al alma de personas como Enrique, que sentía desangrar a su amada España, en esa terrible guerra civil.

Un rector del Colegio Boyacá, el médico, historiador e intelectual tunjano Juan Clímaco Hernández, conociendo su vocación humanista lo condujo a este colegio para iniciar su vida docente. Allí fue Profesor de tiempo completo en el año 1949. Ese mismo año se casó con María Roa Perilla. Es padre de siete hijos.

Su permanente formación se reforzó con tutores como su Padre, el doctor Luís Alberto M
edina Ramírez, el doctor Juan Clímaco Hernández y contertulios como el abogado Guillermo Díaz, el ingeniero Oscar Perilla y su hermano Luís Medina Florez.


Consciente de que la vida es lo que nos pasa mientras hacemos otros planes, se desempeñó también en diferentes cargos como jefe de Extensión Cultural de Boyacá y director de la revista Cultura de 1950 a 1951, secretario académico de la Universidad Pedagógica de Colombia en Tunja y Bibliotecario de la misma hasta octubre de 1956, profesor y funcionario de la UPTC de 1970 a 1990, vicepresidente de la Academia Boyacense de Historia de 1990 a 1992, docente de la Universidad de Boyacá de 1995 a 2004, secretario perpetuo de la Academia Boyacense de Historia y miembro benemérito de la misma desde 1992. Conferencista sobre temas literarios, históricos y otros en diversas universidades
nacionales y extranjeras (...).

Seguramente sus mejores enseñanzas se dan durante una tertulia en torno a un chocolate, en esas tardes frías típicas de Tunja, o al estilo de su maestro Sócrates, mediante el método peripatético, pues caminar ha sido una afición permanente. De su incesante escritura quedan un centenar de cuadernos con ensayos, cuentos, sueños, dramas y también sus dibujos de deliciosa y graciosa línea, mediante los cuales hace catarsis de pesadillas y delirios.


¡Salud Maestro!
Juan Medina Flórez, Noviembre 9 de 2006.

Selección Biblioteca Personal

1. Obras completas de Francisca Josefa del Castillo y Guevara
2. Hojas de Hierba de Walt Whitman
3. Obras selectas de Rabindranath Tagore
4. Obras completas de Johann Wolfgang von Goethe
5. El fenómeno humano de Teilhard de Chardin
6. Obras completas de Carl Jung
7. La montaña mágica de Thomas Mann
8. La muerte en venecia de Thomas Mann
9. Viento del este, viento del oeste de Pearl S. Buck
10. Obras completas de Platón
11. Obras completas de Aristoteles
12. Obras completas de Rubén Darío
13. Obras completas de Bécquer
14. Obras completas de Antonio Machado
15. Obras completas de Ovidio
16. Obras completas de Dante Alighieri
17. Obras completas de Virgilio
18. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes
19. Pinocho de Carlo Collodi
20. Obras completas de Eduardo Caballero Calderón
21. Walden de Henry David Thoreau
22. La Iliada de Homero
23. Odisea de Homero
24. Narciso y Goldmundo de Hermann Hesse
25. El juego de los abalorios de Hermann Hesse
26. Todos los escritos de Jesucristo de san Juan y san Pablo
27. La Vulgata de San Juan Crisóstomo
28. Tao-Te-king de Lao-Tsé
29. Mito de Sísifo de Albert Camus
30. Obras completas de Jorge Luis Borges
31. 1984 de George Orwell
32. Obras completas de Selma Lagerlöf
33. Obras completas de Gabriela Mistral
34. La vida de las hormigas de Maurice Maeterlinck
35. La vida de las abejas de Maurice Maeterlinck
36. La vida de los insectos de Maurice Maeterlinck
37. La inteligencia de las flores de Maurice Maeterlinck
38. Obras completas de Rudolf Steiner
39. Obras completas de Juan de Castellanos
40. Ulises de James Joyce

41. Obras completas de Jose Ortega y Gasset
42. La cultura de Weimar Peter Gay
43. Obras completas de Juan Rulfo
44. Obras completas de Sigmund Freud
45. Atlas ilustrado de Leonardo: anatomía, el vuelo y las máquinas
46. Roma, Florencia y Venecia de George Simmel
47. Las grandes ciudades y la vida intelectual de George Simmel
48. El corsario negro de Emilio Salgari
49. 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne
50. Colmillo blanco de Jack London
51. Historia de las utopías de Lewis Mumford
52. La cultura de las ciudades de Lewis Mumford
53. Los griegos de Arnold Joseph Toynbee
54. La revolución industrial de Arnold Joseph Toynbee
55. El cristianismo y las religiones mundiales de Albert schweitzer
56. América y otros relatos de Arthur Schnitzler
57. Primavera de café de Joseph Roth
58. El extraño caso del dr Jekyll y mr Hyde de Robert Louis Stevenson
59. La vida en el Misisipi de Mark Twain
60. Robinson Crusoe de Daniel Defoe
61. Lo sagrado y lo profano de Mircea Eliade
62. Obras completas de Rudolf Steiner
63. Cartas sobre la educación estética de la humanidad de Friedrich Schiller
64. Correspondencia entre Goethe y Schiller de Friedrich Schiller
65. Nada hay donde la palabra quiebra de Stefan George
66. Poesía completa de Stefan George
67. La mujer sin sombra de Hugo von Hofmannsthal
68. Las máscaras de dios de Joseph Campbell
69. En busca de la felicidad de Joseph Campbell
70. Obras completas de Alejo Carpentier
71. Zorba el griego de Nikos Kazantzakis
72. El nombre de la rosa de Umberto Eco
73. El maravilloso viaje de Nils Holgersson de Selma Lagerlöf
74. Caspar Hauser de Jakob Wassermann
75. El hombrecillo de los gansos de Jakob Wassermann
76. El mundo de ayer de Stefan zweig
77. Momentos estelares de Stefan zweig
78. 24 horas en la vida de una mujer de Stefan zweig
79. La lucha contra el demonio de Stefan zweig
80. La curacion por el espíritu de Stefan zweig
81. Correspondencia con Roth de Stefan zweig

Entrevista realizada a Juan Medina y a Laura Medina sobre la biografía lectora de su padre: el maestro Enrique Medina Florez.

Primera parte: Entrevista a Juan Medina

¿Qué lugar ocupaba la biblioteca y los libros en la casa del maestro Medina?

Bueno, los libros estaban en toda la casa. El viejo compró una casa en el barrio Banderas de Tunja, al frente del Bosque de la República. Una casa de tres pisos y en todos los pisos había biblioteca, en todas las habitaciones había biblioteca, alguna de ellas absolutamente repleta de libros. En su mesa de noche siempre tenía un cerro de libros y mamá le peleaba porque no le gustaba el desorden, pero él siempre tenía sus libros de consulta y no era uno ni cinco, sino eran diez, quince, veinte libros que tenía ahí en remojo siempre, por toda la casa. Esa es la respuesta. Por toda, por toda la casa estaban los libros.

 

¿Qué tan importante era la lectura en su vida?

Bueno, yo creo que para él leer era una forma de vida. Y también leer de las cosas, de las situaciones, de los escenarios, de los lugares, de las ciudades que conocía. Convertirse en un lector de todo, de las personas, no solo de los textos. Era una forma de vida leer, como encontrarle sentido a las cosas.

 

¿Cómo era el acto de leer del maestro Medina?, ¿algún ritual acompañaba sus lecturas?

Hábitos, aguas aromáticas, en sus últimos años siempre, agua de romero, agua de otras hierbas que le gustaban, era su compañía. En una época un poco más joven, lo acompañó la pipa. Una pipa, su picadura, fumaba pipa, sobre todo por el aroma que impregnaba en el ámbito donde estaba. Fundamentalmente esos serían los hábitos.

 

Tenía también como hábito hacer glosas en los libros, hacer comentarios a pie de página, a veces también dibujos, él siempre dibujó.  En su libro póstumo: “Dibujos, poemas y juguetes dramáticos”, que publicó CEAB (el Consejo Editorial de Autores Boyacenses) se publicaron varios de esos dibujos que acompañaban muchas veces las solapas de los libros.

 

¿Qué música le gustaba al maestro Medina?

Bueno, en cuanto a la música para la biblioteca, para los ratos de estudio, la música clásica. Pero con su esposa, con mi mamá, con Marujita Roa, su música era, por ejemplo, María Dolores Pradera, Agustín Lara, les gustaba muchísimo, María Bonita. Él le dedicaba a mi mamá siempre la canción María Bonita. Le gustaban los boleros, le gustaban... Por ejemplo, me acuerdo que le gustaba o Les Luthiers, le gustó a algunos autores Paco Ibáñez, algunos autores que cantaron, poesía de diferentes poetas como fue el caso de Paco Ibáñez. Y bueno, un repertorio muy, más bien reducido, porque su preferencia y su mayor tiempo de dedicación a la música era la música clásica.

La música clásica lo acompañaba siempre, la música clásica era acompañada a un volumen moderado, le gustaba mucho toda la obra de Beethoven, le gustaba Stravinsky, Chopin, Liszt, Gershwin, que también le gustaba mucho y bueno, un repertorio bastante amplio de música que nos compartió y también nos enseñó mucho sobre el tema.

La relación entre literatura y música fue muy grande, escribió algún ensayo sobre la novela musical, trabajó Alejo Carpentier con su concierto barroco y otros autores que tenían una relación profunda entre literatura y música, muy importante para él y como les decía también el acompañamiento durante sus momentos de lectura y escritura de grandes autores de la música clásica.

¿El maestro Medina participaba de lecturas grupales?

Sus amigos, una persona con la que compartió mucho el tema de la literatura, del tema editorial, fue con Vicente Landines Castro, editor de La Rana y el Águila, de la editorial de la UPTC, gran amigo de Enrique durante toda la vida. Y también con Antonio Martínez Zulaica, recuerdo, que compartió mucho material, y comentaban mucho y miraban en sus bibliotecas, también recuerdo eso.

¿Qué objetos acompañaban su biblioteca?

Bueno, en la biblioteca de Enrique había muchas cositas que había comprado en sus viajes. Él estuvo en Centroamérica en los años 70 y en vacaciones viajaba bastante a Centroamérica, especialmente a Panamá, por lo que teníamos familia allá. Y siempre le gustaba comprar muchos objetos orientales que se consiguen allá, chinos, de la India, de la China, de Japón, cositas, detallitos. Le gustaba mucho tener objetos en su biblioteca de ese tipo y de otros viajes que hizo a Suramérica, Norteamérica, Europa.

¿Cuáles eran sus bibliotecas predilectas?

Pienso que las bibliotecas que él amaba, la de la UPTC para él, en realidad fue una biblioteca muy importante, tal vez por el hecho de que se desempeñó también como bibliotecario de allí, de ese lugar. La biblioteca de su familia, de sus hermanas, de la hermana Mercedes Medina de Pacheco, historiadora, escritora, esa biblioteca también allí encontraba tesoros muy especiales. En el de su hermana Leonor también encontraba otros tesoros muy especiales, donde su hermano Luis Medina Flores, también el hermano Luis era especialista en el tema de la tauromaquia y en el tema de la Segunda Guerra Mundial, y allí había una gran diversidad de libros sobre eso y sobre música. Entonces, en las bibliotecas de su familia también encontró un soporte interesante, de sus propios hijos también. La biblioteca de mi hermana. La biblioteca de mi hermana Laura, y en mi biblioteca también a veces escarbaba y buscaba cosas que yo había comprado, un poco diferentes a sus líneas de trabajo.

¿Cómo era su relación con el cine?

La relación del cine y la literatura fue importante para él, especialmente en textos tan importantes como El Quijote de la Mancha y como El Fausto. Encontrar una buena versión de El Fausto no era fácil, pero la encontró, la disfrutó mucho, la disfrutamos mucho, la comentamos mucho. Lo mismo las versiones de El Quijote. Recuerdo tal vez una versión rusa que vimos por allá en los años 70, espectacular. Una versión de El Quijote increíble.

La película La Muerte en Venecia, basada en el texto de Thomas Mann, uno de los mejores casos de fidelidad entre literatura y cine. Ese fue un caso muy feliz de encontrar que no había tal abismo. Y en cambio algunas decepciones, pese a que la película no es mala, El Nombre de la Rosa, basada en el libro de Humberto Eco, está muy lejana al libro. La película apenas cubre un 10% de lo que es el libro. Se le escapan demasiadas cosas. A pesar de que es una película bien dirigida, bien actuada, bien protagonizada, pero se quedó cortita. Era un tema interesante cuando salía un gran libro llevado al cine. Uno que fue espectacular en su vida y que fue como un punto de referencia fue Zorba el Griego, basado en el libro de Nico Kazantzakis. Y llevado al cine por Michael Kakoyanis. Esa película también decía él que era una magnífica, magnífica puesta en escena en el cine de una obra literaria, protagonizada nada menos que por Anthony Quinn.

¿Qué autores clásicos fueron fundamentales para el maestro Medina?

Bueno, yo creo que el autor griego fundamental para él fue Platón, pero porque Platón contiene a Sócrates, por eso fue su autor preferido, para él Platón era muy muy importante. Me acuerdo mucho del “banquete”, del “amor” y me acuerdo mucho de la otra novela, del otro diálogo importantísimo, el famoso“crátilo”. Y Nikos Kazanzakis, un autor contemporáneo o por lo menos más reciente, mucho más moderno, que fue también una referencia dentro de la literatura universal.

¿Cómo eran las tertulias en las que participaba?

Bueno, las tertulias empezaron con la familia, con música, mi abuelo tocaba piano y las tías tocaban piano, entonces eran veladas poéticas, musicales, desde la infancia; y Tunja era una ciudad de tertulias y eso pues fue una constante en la vida. Sí participó en varias de ellas, de las conocidas, pero la que yo recuerdo, que, desde los años de la UPTC, desde los años 70, fue la tertulia de Doctor Fausto. Esa fue una tertulia con, me acuerdo, José García, tal vez Jorge Guaneme, no sé si Antonio Martínez estuvo allí, Antonio Martínez Ulaica, y allí fue donde vino Estanislao Zuleta, donde se encontraron con Estanislao Zuleta, para hablar especialmente de Thomás Mann, de la obra de Thomas Mann. De eso recuerdo, de la tertulia.

¿Te gustaría recitarnos un poema del maestro Medina?

Bueno, esta publicación es un fragmento de la canción de las piedras publicado en el lector Boyacense de la UPTC, ediciones de la Rana y la Águila de Vicente Landines Castro. El fragmento dice, “yo de niño ya estaba escondido/ tras la piedra de voz resonante/ como un mínimo insecto prendido/ a una tela de araña vibrante/ y de armónico hechizo vencido/ me sangraba de amor el oído/ bajo el peso de un arpa gigante”.

Segunda parte: entrevista a Laura Medina y a un familiar no identificado del maestro Enrique Medina Florez.

¿Cuáles obras marcaron la vida del maestro Medina?

 Para empezar, la ofrenda lírica de Rabindranath Tagore, que fue lo que cantaron los curitas de amarillo cuando mi papito murió, la ofrenda lírica era una lectura de mi papá muy amada, que es una parte de la poesía de Tagore. Bueno, Goethe, su vida y su obra, la trabajó mi papá de arriba para abajo. ¿De quién más me acuerdo? Bueno, la Selma Lagerlof, amó también la obra de Selma Lagerlof. Maurice Maeterlinck, la vida de las hormigas y de las abejas, de Maurice Maeterlinck. Otra cosa que le gustaba mucho a mi papá fue la obra de Steiner completa. Gabriela Mistral, fue mi papá un gran amante de Gabriela Mistral también. De esas cosas puedo decirte porque eran temas de los que hablé yo con él. Gabriela Mistral, Selma Lagerlof, eso, por ahora te puedo decir eso, Chinito, déjame pensar qué más lecturas podría ver o qué libros importantes de mi papito. Ya, eso corazón, un abrazo

¿Cuáles fueron sus lecturas de juventud? (Interlocutor no identificado entrevistado por Juan Medina)
Con mucho gusto Juanito, me voy acordando en este momento de las narraciones terroríficas que era como una revista, por allá en sus años de juventud. Primero Julio Verne y después las narraciones terroríficas.

Biblioteca Jorge Palacios Preciado
Uptc, 2023.

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